24 DE MARZO (III): MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

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Leo con preocupación los comentarios en el facebook de una amiga: "sin el peronismo no hubiera existido el 24 de Marzo"
Mi amiga publica una foto del gabinete presidencial de Isabel Perón y en la leyenda puede leerse: "Memoria completa"
La sensación de desolación ahora sí es intensa: ¿hay personas entre mis conocidos que se identifican con Cecilia Pando?
Después sigue el intercambio de comentarios y el tenor más virulento corresponde al de mi amiga: "Los que estaban ayer [los montoneros del '74] son los que llenan la plaza hoy", algo así leo. Otro comenta: y los comunistas, y los socialistas y todos los que fueron complices del golpe del '76.
Y no están tan equivocados en un sentido (por lo menos ese otro comentarista): el golpe militar del '76 fue un golpe cívico-militar, como todos los anteriores golpes de/al Estado. Tomemos como ejemplo el Golpe de Estado al gobierno constitucional pseudo-democático de Arturo Illia: Jacobo Timerman se ufanaba de haber sido uno de los principales confabuladores a favor de su derrocamiento, desde las tribunas del diario "La Opinión". ¿Y la CGT?, ¿acaso parte de los sindicatos peronistas no fueron adalides en la instauración del Onganiato?
Ahora bien: la complicidad de instituciones y estamentos sociales: ¿justifica todo relativismo, del estilo: "Todos somos culpables"? Porque un enunciado general de este estilo relativiza las responsabilidades y permite clausurar el pasado para aferrarnos a un futuro en el que todo sea "borrón y cuenta nueva"
Conviene pensar en que todos somos culpables así como conviene pensar en que existe una "memoria completa" Pero la memoria es selectiva, tanto al nivel individual como al nivel colectivo. Y más si pensamos en claves de "Memoria Estatal": la memoria de cualquier Estado-Nación contemporáneo debe ser una memoria autorreflexiva y sesgada. No puede haber memoria estatal en Alemania que justifique su pasado nazi, ni memoria estaral italiana que se ufane de su pasado fascista. No debería haber una memoria estatal chilena que se reivindique "pinochetista". Felizmente, no hay memoria estatal en Argentina que se declare heredera de los golpistas de 1976. No se puede, porque las memorias estatales no pueden reivindicar los genocidios. Ni siquiera el Estado turco reivindica el genocidio contra los armenios; decididamente, se niega a reconocerlo.
Otra cosa es que exista una "Memoria Oficial": una memoria ideologizada que se construya desde "arriba" y subsuma los relatos de memoria heterogéneos en un único relato homogeneizador. Y ese sería el trabajo memorialístico desde el punto de vista kirchnerista: han montado un aparato propagandístico tan bien ensamblado que las nuevas generaciones parecen creerse el cuento de que la verdad y la justicia llegaron con Néstor Kirchner. Pero son sólo apariencias: claramente en la Plaza no están los mismos de ayer: están los rebeldes de siempre que escapan a los relatos oficiales y no dejan de clamar memoria, verdad y justicia por los desaparecidos e invisibilizados de ayer y de hoy.
Y para los que piensan que sin peronismo no hubiera existido el Golpe de Estado de 1976: sólo deben informarse un poquito más y, ante todo, leer. Leer de una buena vez. Libros como "Los escuadrones de la muerte. La escuela francesa", de Marie-Monique Robin, o bien "Operación Cóndor. Pacto criminal", de Stella Calloni, nos enseñan que los genocidios latinoamericanos se fueron conformando paulatinamente en las mentes criminales de los gobiernos militares ya desde 1954, cuando los franceses idearon en Argelia un campo de entrenamiento en las nuevas "guerras irregulares", y que consistía en torturar y desaparecer a los prisioneros políticos, esta vez, considerados bajo el rótulo de "enemigos internos". Que los identificaran bajo la denominación de "tupamaros"; "montoneros"; guevaristas", "mayas", "sandinistas" o "erpios" sólo funcionaba a título connotativo y azarozo, y siempre aleccionador...